En el nombre de Allah el Clemente y el Misericordioso. Las alabanzas son para Allâh quien nos ha guiado al Camino Recto y nos ha hecho estar entre aquellos que le obedecen, nos ha honrado con el Islam y nos guió a la fe. Que las bendiciones de Allâh sean con el sello de Sus Mensajeros y Profetas, aquel que transmitió el Mensaje y cumplió con lo que se le confió, aconsejó sinceramente a su nación y se esforzó valerosamente por la causa de Allâh, hasta que le llegó la muerte por orden de Su Señor. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros. Respetados hermanos y hermanas, la Jutbah de hoy trata acerca de la visita a los enfermos:
La belleza de nuestro Dîn, es que nuestra Sharî'ah protege los derechos de la hermandad y nos enseña las etiquetas necesarias para proteger estos derechos, y entre los derechos de la hermandad y dentro de los Ajlâq (conducta islámica) que el Islam nos enseña, se encuentra la visita a los enfermos. La bondad del Islam abarca todos los aspectos de piedad y contiene todas las buenas acciones y buen Ajlâq.
Nuestro Dîn nos enseña que cuando hablemos digamos cosas que son buenas, mantenerse paciente en las dificultades, y perdonarse después de una disputa. Hablar bien y las obras buenas crean amor y fortalecen las relaciones. El Islam nos enseña a estar siempre prestos para ayudar a los otros y a ser misericordiosos, compasivos, ser leales, compartir la alegría y demostrar la hermandad en las condiciones adversas. Entre las condiciones adversas se encuentra la enfermedad.
¿Cuáles son las recompensas de visitar a un enfermo? Para responder esta pregunta veremos algunas de las virtudes que se encuentran a la luz del hadîth, pero antes de ello debemos comprender que aquel que se enferma tiene un derecho sobre nosotros, y este derecho es el de visitarlo.
El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Un musulmán tiene seis derechos sobre su hermano musulmán”. Los sahâbah le preguntaron acerca de cuales eran estos derechos, entonces el respondió diciendo: “Cuando te encuentras con alguien salúdalo con el salâm; cuando te invitan, acepta su invitación; si te piden un consejo, dalo; si estornuda y dice “alhamdulillâh”, debes responderle diciendo “Yarhamukallâh”; si se enferma, visítalo; y cuando muere, acompañar su ÿanazah”.
Era una costumbre de los sahâbah (radiallâhu ‘anhu) que si alguno de ellos era extrañado se preguntaba por él, si estaba ausente se hacia Du‘â por él y se preocupaban por el bienestar de su familia, si estaba presente lo visitaban, y si estaba enfermo lo visitaban.
Visitar a los enfermos crea bondad y ternura en el corazón, aparta la soledad, reduce el dolor y es una manera de consolar al enfermo y a su familia. Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Ciertamente Allâh, Alabado y Exaltado sea, dirá el día del Juicio: “¡Hijo de Adam! Estuve enfermo y no me visitaste”. Dijo: “¡Señor! ¿Cómo te voy a visitar si Tú eres el Señor de los mundos?” Dijo: “¿Es que no sabías que mi siervo fulano enfermó y no lo visitaste? ¿Y no sabías que si lo hubieras visitado me habrías encontrado junto a él?” ¡Hijo de Adam! Te pedí de comer y no me diste. Dijo: “¡Señor! ¿Cómo te voy a dar de comer si Tú eres el Señor de los mundos?” “¿Acaso no sabías que mi siervo fulano te pidió de comer y no le diste? ¿Y no sabías que si le hubieras dado de comer habrías encontrado la recompensa en Mí?” “¡Hijo de Adam! Te pedí de beber y no me diste”. Dijo: “¡Señor! ¿Cómo te voy a dar de beber siendo Tú el Señor de los mundos?” Dijo: “¡Te pidió de beber mi siervo fulano y no le diste! ¿Acaso no sabías que si le hubieras dado de beber habrías encontrado la recompensa en Mí?”. (Muslim).
El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Cuando un musulmán visita a otro que está enfermo, por la mañana, rezan por él setenta mil ángeles hasta que anochezca. Y si lo visita por la noche, rezan por él setenta mil ángeles hasta que amanezca. Y tendrá además, a su disposición, una cosecha de frutos maduros recogidos en el Jardín”.
Dijo también el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “El que visita a un enfermo estará bajo la misericordia de Allâh hasta que regrese y si el permanece sentado ahí estará sumergido en la Rahmah (Misericordia) de Allâh”. (Muatta Ibn Malik; Musnad de Ahmad).
Dijo El Prodeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “El que haga wudû correctamente y visita a su hermano musulmán enfermo, con la esperanza de ganar la recompensa de Allâh, será alejado de Ÿahannam por setenta años”.
Otro asunto que debemos comprender es que al visitar a un enfermo le estamos dando una alegría y esto se manifiesta en su corazón. El acto de crear alegría en el corazón de un creyente es también un medio de ganar una gran recompensa de Allâh. Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “El que visita o se reúne con su hermano musulmán solo por el propósito de alegrarlo Allâh lo hará feliz en el Día del Qiÿamah”. (Attabarani). También dijo: “De entre todas las acciones la mas amada por Allâh está alegrar a otro musulmán”. Dijo también: “Para cualquiera que haga feliz un hogar musulmán, no habrá otra recompensa que el Ÿannah”.
Conozcamos a continuación algunas de las etiquetas que uno debe observar cuando visita un enfermo: Se debe parar en la cabecera de la persona enferma y poner su mano en el lugar donde tiene dolor y decir: “No te preocupes. Es purificación, Insha Allâh”. El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) igualmente nos enseño el siguiente Du‘â: “Si alguien visita a un enfermo, que diga ante él siete veces: “As’alu Allâh Al ‘Adhîm, rabba al ‘arshi al ‘adhîm an yashfiyaka” (Pido a Allâh, El Inmenso, Señor del gran Trono, que te cure). Allâh lo curará de esa enfermedad”. En una narración se dice que Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Cuando alguien visita a un enfermo debe hacer el siguiente Du‘â: Allâhumma rabba an nâs, adhhib al ba’s, ishfi anta ash-shâfi, la shifâ.a illa shifâ.uka, shifâ.an la yugâdiru saqaman (¡Oh Allâh, Señor de las personas. Ahuyenta el mal y cura. Tú eres el que sana y no hay más curación que la Tuya. Una cura que no deja secuelas)”.
Entra las etiquetas al visitar al enfermo están: que la visita debe ser breve, no hacer demasiadas preguntas al enfermo, no involucrar al enfermo en conversaciones prolongadas, no hablar de cosas que le hagan sentir triste, no mencionar cosas que aumentaran su dolor, no hablar en frente del enfermo acerca de gente que al el no le gusta, hablarle solo buenas cosas acerca de su familia y sus hijos, tratarlo con compasión amor y ternura, hablarle de cosas que le hagan feliz, no hacerle perder la esperanza en su recuperación, ayudarlo si necesita ir al doctor, etc.
Nuestro Dîn nos enseña que para visitar al enfermo no es necesario llevar regalos, estas son solo formalidades y costumbres, no son parte de los etiquetas islámicas de visitar al enfermo, mas que regalos la persona enferma necesita Du‘â y palabras amables. Si el enfermo es necesitado o pobre entonces se le puede dar algo como sadaqah para ayudarlo. El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) también nos enseño que cuando visitamos al enfermo debemos pedirle que haga Du‘â por nosotros pues el Du‘â de la persona enferma es aceptado.
Quiera Allâh concedernos la capacidad de entender estas enseñanzas y ponerlas en práctica. Amin.
Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakatuh
La belleza de nuestro Dîn, es que nuestra Sharî'ah protege los derechos de la hermandad y nos enseña las etiquetas necesarias para proteger estos derechos, y entre los derechos de la hermandad y dentro de los Ajlâq (conducta islámica) que el Islam nos enseña, se encuentra la visita a los enfermos. La bondad del Islam abarca todos los aspectos de piedad y contiene todas las buenas acciones y buen Ajlâq.
Nuestro Dîn nos enseña que cuando hablemos digamos cosas que son buenas, mantenerse paciente en las dificultades, y perdonarse después de una disputa. Hablar bien y las obras buenas crean amor y fortalecen las relaciones. El Islam nos enseña a estar siempre prestos para ayudar a los otros y a ser misericordiosos, compasivos, ser leales, compartir la alegría y demostrar la hermandad en las condiciones adversas. Entre las condiciones adversas se encuentra la enfermedad.
¿Cuáles son las recompensas de visitar a un enfermo? Para responder esta pregunta veremos algunas de las virtudes que se encuentran a la luz del hadîth, pero antes de ello debemos comprender que aquel que se enferma tiene un derecho sobre nosotros, y este derecho es el de visitarlo.
El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Un musulmán tiene seis derechos sobre su hermano musulmán”. Los sahâbah le preguntaron acerca de cuales eran estos derechos, entonces el respondió diciendo: “Cuando te encuentras con alguien salúdalo con el salâm; cuando te invitan, acepta su invitación; si te piden un consejo, dalo; si estornuda y dice “alhamdulillâh”, debes responderle diciendo “Yarhamukallâh”; si se enferma, visítalo; y cuando muere, acompañar su ÿanazah”.
Era una costumbre de los sahâbah (radiallâhu ‘anhu) que si alguno de ellos era extrañado se preguntaba por él, si estaba ausente se hacia Du‘â por él y se preocupaban por el bienestar de su familia, si estaba presente lo visitaban, y si estaba enfermo lo visitaban.
Visitar a los enfermos crea bondad y ternura en el corazón, aparta la soledad, reduce el dolor y es una manera de consolar al enfermo y a su familia. Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Ciertamente Allâh, Alabado y Exaltado sea, dirá el día del Juicio: “¡Hijo de Adam! Estuve enfermo y no me visitaste”. Dijo: “¡Señor! ¿Cómo te voy a visitar si Tú eres el Señor de los mundos?” Dijo: “¿Es que no sabías que mi siervo fulano enfermó y no lo visitaste? ¿Y no sabías que si lo hubieras visitado me habrías encontrado junto a él?” ¡Hijo de Adam! Te pedí de comer y no me diste. Dijo: “¡Señor! ¿Cómo te voy a dar de comer si Tú eres el Señor de los mundos?” “¿Acaso no sabías que mi siervo fulano te pidió de comer y no le diste? ¿Y no sabías que si le hubieras dado de comer habrías encontrado la recompensa en Mí?” “¡Hijo de Adam! Te pedí de beber y no me diste”. Dijo: “¡Señor! ¿Cómo te voy a dar de beber siendo Tú el Señor de los mundos?” Dijo: “¡Te pidió de beber mi siervo fulano y no le diste! ¿Acaso no sabías que si le hubieras dado de beber habrías encontrado la recompensa en Mí?”. (Muslim).
El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Cuando un musulmán visita a otro que está enfermo, por la mañana, rezan por él setenta mil ángeles hasta que anochezca. Y si lo visita por la noche, rezan por él setenta mil ángeles hasta que amanezca. Y tendrá además, a su disposición, una cosecha de frutos maduros recogidos en el Jardín”.
Dijo también el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “El que visita a un enfermo estará bajo la misericordia de Allâh hasta que regrese y si el permanece sentado ahí estará sumergido en la Rahmah (Misericordia) de Allâh”. (Muatta Ibn Malik; Musnad de Ahmad).
Dijo El Prodeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “El que haga wudû correctamente y visita a su hermano musulmán enfermo, con la esperanza de ganar la recompensa de Allâh, será alejado de Ÿahannam por setenta años”.
Otro asunto que debemos comprender es que al visitar a un enfermo le estamos dando una alegría y esto se manifiesta en su corazón. El acto de crear alegría en el corazón de un creyente es también un medio de ganar una gran recompensa de Allâh. Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “El que visita o se reúne con su hermano musulmán solo por el propósito de alegrarlo Allâh lo hará feliz en el Día del Qiÿamah”. (Attabarani). También dijo: “De entre todas las acciones la mas amada por Allâh está alegrar a otro musulmán”. Dijo también: “Para cualquiera que haga feliz un hogar musulmán, no habrá otra recompensa que el Ÿannah”.
Conozcamos a continuación algunas de las etiquetas que uno debe observar cuando visita un enfermo: Se debe parar en la cabecera de la persona enferma y poner su mano en el lugar donde tiene dolor y decir: “No te preocupes. Es purificación, Insha Allâh”. El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) igualmente nos enseño el siguiente Du‘â: “Si alguien visita a un enfermo, que diga ante él siete veces: “As’alu Allâh Al ‘Adhîm, rabba al ‘arshi al ‘adhîm an yashfiyaka” (Pido a Allâh, El Inmenso, Señor del gran Trono, que te cure). Allâh lo curará de esa enfermedad”. En una narración se dice que Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Cuando alguien visita a un enfermo debe hacer el siguiente Du‘â: Allâhumma rabba an nâs, adhhib al ba’s, ishfi anta ash-shâfi, la shifâ.a illa shifâ.uka, shifâ.an la yugâdiru saqaman (¡Oh Allâh, Señor de las personas. Ahuyenta el mal y cura. Tú eres el que sana y no hay más curación que la Tuya. Una cura que no deja secuelas)”.
Entra las etiquetas al visitar al enfermo están: que la visita debe ser breve, no hacer demasiadas preguntas al enfermo, no involucrar al enfermo en conversaciones prolongadas, no hablar de cosas que le hagan sentir triste, no mencionar cosas que aumentaran su dolor, no hablar en frente del enfermo acerca de gente que al el no le gusta, hablarle solo buenas cosas acerca de su familia y sus hijos, tratarlo con compasión amor y ternura, hablarle de cosas que le hagan feliz, no hacerle perder la esperanza en su recuperación, ayudarlo si necesita ir al doctor, etc.
Nuestro Dîn nos enseña que para visitar al enfermo no es necesario llevar regalos, estas son solo formalidades y costumbres, no son parte de los etiquetas islámicas de visitar al enfermo, mas que regalos la persona enferma necesita Du‘â y palabras amables. Si el enfermo es necesitado o pobre entonces se le puede dar algo como sadaqah para ayudarlo. El Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) también nos enseño que cuando visitamos al enfermo debemos pedirle que haga Du‘â por nosotros pues el Du‘â de la persona enferma es aceptado.
Quiera Allâh concedernos la capacidad de entender estas enseñanzas y ponerlas en práctica. Amin.
Was-salâmu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakatuh
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